ESTAMBUL
El Proyecto Marmaray, que tiene por objetivo conectar Europa y Asia a través de un túnel submarino bajo el Estrecho del Bósforo en Estambul, ha dado un paso de gigante al culminarse satisfactoriamente la unión entre las 11 secciones del túnel submarino que unirá por primera vez bajo el agua los dos continentes. El túnel Marmaray, uno de los escasos proyectos de túneles submarinos del mundo, se está construyendo a 60 metros bajo el lecho marino del Bósforo. Tras completarse la construcción del túnel -una de las fases más importantes y delicadas de este proyecto- los siguientes pasos serán la colocación de las vías para el tren que recorrerá el túnel y la finalización de los trabajos de ingeniería.
Según los responsables del proyecto, prácticamente el 80% del trabajo de construcción del túnel está concluido, y la mayor parte de las obras en el lado asiático están finalizadas. Los trabajos en el el lado europeo se han visto retrasados, sin embargo, por el hallazgo de numerosos restos arqueológicos de distintas épocas de la ciudad en el transcurso de las obras, que están siendo analizados por los expertos. Para los ingenieros turcos que trabajan en lo que muchos califican como "el proyecto del siglo", el Proyecto Marmaray ha sido una oportunidad de adquirir experiencia y demostrar la capacidad de Turquía para llevar a cabo un proyecto de esta magnitud. Sercan Öztürk, uno de los ingenieros turcos encargados de las obras, afirma que Turquía ya no necesita recurrir a ingenieros y expertos extranjeros para este tipo de obras de gran magnitud, como ocurrió con la construcción de los puentes que actualmente conectan los lados asiático y europeo de Estambul. "Ahora somos autosuficientes, no estamos por detrás de nadie en términos de conocimientos" afirma Öztürk, quien reconoce no obstante que la colaboración japonesa en el proyecto ha sido necesaria a la hora de aportar tecnología y sobre todo financiación. "De otra forma este proyecto no habría sido posible". Los ingenieros turcos que trabajan en el proyecto afirman además que han aprendido mucho de los japoneses en cuanto a métodos y organización del trabajo, pero no tienen ninguna duda en que ahora que los turcos asumen la práctica totalidad del peso de la obra podrán demostrar al mundo que Turquía ya está preparada para afrontar este tipo de desafíos.
Dentro del túnel Marmaray, que se prevé sea el túnel sumergido más profundo del mundo, no hay además ningún problema de comunicación. Un acuerdo alcanzado con la empresa de comunicaciones turca Türkcell ha permitido la instalación de dos centrales de recepción de señal GSM que aseguran que en caso de accidente o de mal funcionamiento de los sistemas de radio, los trabajadores pueden comunicarse a través del teléfono movil.
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