Turquía ha llamado a consultas por varios días a su embajador en Washington, y el gobierno turco estudia la posibilidad de restringir el uso de la base americana en Incirlik. Mientras, la creciente presión de la opinión pública turca ha llevado al gobierno de Ankara a anunciar que entregará al Parlamento un texto autorizando el envío de tropas a Irak.
ESTAMBUL (agencias).- La tensión entre Ankara y Washington alcanzó hoy una nueva cota tras la llamada a consultas del embajador turco en EEUU, Nabi Sensoy, a causa de la aprobación en la Cámara de Representantes de una proposición parlamentaria que condena el llamado 'genocidio armenio'. Con todo, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores turco, Levent Bilman, matizó que Turquía no retirará a su embajador en Washington sino que permanecerá en Ankara durante una semana o diez días "para algunas consultas".
La propuesta, que fue aprobada ayer por el Comité de Asuntos Exteriores del parlamento estadounidense por 27 votos a favor y 21 en contra, deberá ser presentada al pleno de la cámara y considera un "genocidio" la matanza de cientos de miles de armenios durante los años finales del Imperio otomano (predecesor de la actual República de Turquía) entre 1915 y 1917, algo que Ankara rechaza categóricamente. En noviembre el pleno de la cámara deberá dar su visto bueno a dicha propuesta.
"Estoy muy decepcionado por el resultado de la votación. Ahora vamos a esperar el desarrollo de los acontecimientos", declaró Sensoy tras la aprobación de la resolución estadounidense. "Esta declaración es una iniciativa injuriosa para la psique de los turcos", añadió.
El comandante de las Fuerzas Navales del ejército turco, Metin Ataç, informó de la cancelación de su próximo viaje a Estados Unidos en protesta por la aprobación de la propuesta sobre el genocidio armenio.
El presidente de la República, Abdullah Gül, tachó también de "inaceptable" la resolución estadounidense.
"Esta inaceptable decisión del comité, como fue el caso de las precedentes, no tiene validez ni respetabilidad para el pueblo turco. Algunos políticos de EEUU sacrifican los grandes asuntos por pequeños juegos de política interna", afirmó Gül esta madrugada.
Egemen Bagis, diputado turco y consejero de política exterior del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, siguió la votación en Estados Unidos y calificó su resultado de "error" de Washington.
"Continuaremos nuestros esfuerzos para que (la resolución) no prospere en la Cámara de Representantes. Si a pesar de ello persistiesen en su error, se tratará de un problema de los estadounidenses más que de Turquía", añadió.
"Nuestro gobierno lamenta y condena esa decisión. Es inaceptable que la nación turca haya sido acusada de algo que nunca sucedió en la historia", afirmó el gobierno turco en un comunicado emitido hoy.
La prensa turca no se mordió la lengua el jueves en relación a los congresistas estadounidenses que votaron a favor del texto: "27 imbéciles norteamericanos", como tituló el diario Vatan.
En una reciente entrevista con Efe, el presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento turco, Suat Kinikoglu, criticó duramente la postura armenia de favorecer la aprobación de resoluciones sobre el genocidio en diversos países.
"Queremos que Armenia viva en el año 2007 y no en 1915. Sólo así podremos restablecer nuestras relaciones, reabrir las fronteras y desarrollar el comercio", criticó.
Kinikoglu recordó además que, durante 2006, Erdogan invitó a una comisión mixta de investigadores turcos, armenios y de otros países para estudiar lo que ocurrió durante los inicios de la I Guerra Mundial en el este de Anatolia, incluida la exhumación de fosas comunes, pero la propuesta fue rechazada por los armenios.
El presidente de la comisión parlamentaria de Exteriores también aseguró que las relaciones con Estados Unidos "van de mal en peor" a causa de cuestiones como la aprobación de la resolución del genocidio armenio y las diferencias respecto al futuro de Irak.
La otrora sólida alianza entre Turquía y Estados Unidos, que se ha convertido en problemática desde que Ankara rechazó permitir el paso de tropas norteamericanas por su territorio durante la invasión de Irak en 2003, amenaza con pasar por peores momentos si la resolución sobre el "genocidio armenio" es también aprobada por el pleno de la Cámara de Representantes.
Ahora el gobierno de Turquía prepara una respuesta a esta iniciativa de EEUU que podría suponer la restricción en el uso de la base turca de Incirlik, desde la cual los norteamericanos abastecen a sus tropas en Oriente Medio, y el paso a través del puesto fronterizo de Habur, que comunica Turquía con Irak. Turquía podría decidir también el cierre del espacio aéreo turco a aviones armenios, lo que influiría negativamente en la papérrima economía del país caucásico.
La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, también advirtió contra la aprobación de la resolución en el Parlamento de su país ya que "sería muy problemática" para los intereses de Washington en Oriente Medio. "Desestabilizaría nuestros esfuerzos en Irak y Afganistán porque Turquía, como aliado estratégico importante, es crítico a la hora de apoyar nuestros esfuerzos en esas áreas cruciales", dijo Rice en declaraciones desde la Casa Blanca.
Erdogan viajará a Washington el 5 de noviembre y al día siguiente será recibido por George W. Bush, con quien discutirá la cuestión armenia y la posibilidad de que Turquía lance una operación militar en el norte de Irak para acabar con la presencia de los militantes del ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
La crisis se produce en muy mal momento, justo cuando los turcos hacen planes para intervenir militarmente en Irak contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que utiliza el norte de ese país para lanzar sus ataques contra las fuerzas turcas.
La intervención en 2003 de las tropas estadounidenses en el vecino Irak despertó sentimientos antinorteamericanos en la también musulmana Turquía, cuyo Parlamento se negó a autorizar el paso de las unidades de Estados Unidos por su territorio. Los estadounidenses no han olvidado esa negativa por parte de un país aliado de la OTAN y desde entonces han entablado estrechas relaciones con las facciones kurdas que administran el norte de Irak, donde el PKK ha establecido sus santuarios. El recrudecimiento de las actividades del PKK, considerado como una organización terrorista por Ankara y Washington, y las bajas en las filas del ejército han exasperado al gobierno turco.
Presionado por la opinión pública, Ankara decidió escuchar finalmente a sus generales que quieren acabar con las bases kurdas implantadas en las montañas iraquíes pese a la oposición de Washington y Bagdad. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró en la noche del miércoles que su gobierno entregaría al Parlamento un texto que autoriza el envío durante un año de soldados al extranjero, concretamente a Irak. El Parlamento debería votarlo la próxima semana. Erdogan precisó sin embargo que no se prevé en lo inmediato ninguna operación militar, ya que quieren utilizar primero el arma de la disuasión.
Washington teme que una ofensiva desestabilice la zona más pacífica de Irak y afecte a toda la región, pero Erdogan está sometido a una gran presión tras varios ataques de los rebeldes kurdos y la votación del miércoles en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Turquía, que posee el segundo mayor ejército de la OTAN y juega un papel clave en una región volátil, ha advertido del daño a los lazos bilaterales y la cooperación militar si el Congreso estadounidense aprueba la declaración del comité.
Estados Unidos depende en buena parte de las bases turcas para llevar adelante las actividades bélicas en Irak. Cualquier ofensiva turca en el vecino norte iraquí afectaría seriamente los lazos con Washington y posiblemente perjudicaría el intento de Ankara de ingresar a la Unión Europea.
El jefe de Política Exterior de la UE, Javier Solana, advirtió a Turquía contra una posible incursión. "Cualquier posibilidad de complicar aún más la situación de la seguridad en Irak no sería bienvenida, y por tanto ese es el mensaje que hemos pasado a nuestros amigos turcos," afirmó.
Ankara sostiene que 3.000 rebeldes del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en turco), una organizaciónm ilegal, tienen refugio en el norte de Irak, desde donde planean sus ataques contra Turquía. Decenas de soldados y civiles han muerto en recientes semanas, lo que ha provocado una tremenda indignación entre la opinión pública turca. Turquía dice que las autoridades estadounidenses e iraquíes hasta ahora han fracasado en su ofensiva contra el PKK.
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