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sábado, 29 de noviembre de 2008

La cuestión aleví

ESTAMBUL (Hispanatolia)
Las comunidades alevíes vivieron durante siglos en zonas aisladas de Anatolia, rodeadas de secreto y ocultando sus creencias y prácticas. Todavía hoy, respecto al alevismo, surgen más preguntas que afirmaciones contundentes: ¿el alevismo es una cultura, una religión o una ideología política? ¿Si es una religión está fuera o dentro del islam? Las respuestas son diversas, tanto por parte del entorno no aleví como de los mismos alevíes, que se definen desde diversos ángulos y ponen énfasis en los aspectos culturales, sociales, políticos, humanistas o religiosos de la identidad aleví. Algunos alevíes se consideran miembros de una religión universal, otros, representantes del verdadero islam. Para muchos de sus adherentes el alevismo es, en cambio, una filosofía o una forma de vida. En los años 70 y 80 del pasado siglo, el alevismo, fuertemente escorado hacia la izquierda política, fue considerado un fenómeno político de lucha contra la injusticia y por la democracia.
En Turquía, la comunidad aleví no es numéricamente exigua como la armenia, la ortodoxa o la judía, ninguna de las cuales llega a los 100.000 miembros. Los alevíes, en cambio, se cuentan por millones. Pero, aquí tenemos otro de sus difusos contornos: no se sabe con precisión su dimensión real. Se dan cifras muy variadas, entre 8 y 20 millones y fuentes alevíes llegan hasta los 25 millones; serían entre el 10% y el 20% de la población. Por otra parte, se calcula que un millón de alevíes vive fuera de Turquía: en Europa, América y Australia, de los que unos 600.000 están en Alemania.
Con unos orígenes procedentes del chiísmo pero con fuertes influencias de otras creencias - que, en una lista no completa, serían animismo, budismo, zoroastrismo, bektaşismo y cristianismo - el alevismo se sitúa a una gran distancia de la ortodoxia musulmana suní. Los alevíes no han de cumplir los cinco preceptos básicos del islam. No ayunan en Ramadán; no han de peregrinar a la Meca; no acuden a las mezquitas; no realizan postraciones. Pueden usar vino en algunas celebraciones. Se les permite la representación de la figura humana así como la música y la danza en las ceremonias religiosas. En su liturgia, oraciones y canciones utilizan el turco; sus manifestaciones poéticas y religiosas, transmitidas a lo largo de los siglos oralmente, han conservado un turco apenas influido por el persa o el árabe. Sus lugares de reunión son llamados cem evi, donde hombres y mujeres comparten las ceremonias.
Los alevíes acogieron bien el laicismo de Atatürk y su entorno. Algunos valores y aspiraciones alevíes concordaban con los proclamados por la República kemalista, entre otros, una concepción secular de la sociedad, la igualdad de derechos de la mujer, la búsqueda de las raíces preislámicas de los turcos, la utilización exclusiva del turco en la liturgia religiosa. El laicismo kemalista convirtió la sociedad turca en un ambiente menos hostil para las diferencias alevíes, aunque perduraron los prejuicios sociales y la discriminación respecto al alevismo.
En las décadas de los años 50 y 60, las circunstancias económicas, sociales y demográficas llevaron a parte de la población aleví -como a la suní- a emigrar a las ciudades. Si hasta entonces la mayoría de alevíes había vivido en pueblos apartados, voluntariamente separados para su propia protección, con la emigración fueron a habitar a barrios, también separados pero cercanos a los suníes y compitiendo con ellos en cuanto a trabajo, vivienda y posibilidades de ascenso social. En esta primera etapa en las ciudades, en general, siguieron ocultando su alevismo pero en el interior de la comunidad aleví fue surgiendo la necesidad de redefinir su identidad al entrar en contacto con otras comunidades.
En el Manifiesto Aleví (Alevilik Bildirgesi), publicado en mayo de 1990 y considerado como el final de la invisibilidad aleví, se reclamaba el reconocimiento oficial de los alevíes como una comunidad religiosa distinta e iguales derechos en la práctica religiosa y en la educación, reivindicaciones que, con diversas formulaciones, siguen manteniéndose hasta el presente. La comunidad aleví mostraba su descontento y resentimiento, afirmando que no se cumplía la Constitución (que declara el respeto a todas las confesiones religiosas) y que solamente se protegía al islam suní como religión oficiosa de Turquía.
El 2 de julio de 1993, en un ataque islamista y de elementos de la extrema derecha contra un acto organizado por la asociación aleví Pir Sultan Abdal en la ciudad de Sivas, murieron treinta y siete personas, entre ellas escritores, músicos y artistas alevíes. En 1995 ocurrieron otros incidentes también con muertos y heridos alevíes principalmente en el barrio de Gaziosmanpaşa de Estambul. A raíz de estos acontecimientos, en la prensa y en la TV españolas aparecieron noticias y comentarios sobre los alevíes y se explicaron brevemente sus peculiaridades.
En 1998 se mencionó la cuestión aleví por primera vez en un documento de la Unión Europea. El Informe de la Comisión de la UE de 2004 estimaba la población aleví de Turquía “entre 12 a 20 millones” y la describía como “minoría musulmana no suní”. Diversos sectores alevíes reaccionaron negativamente a esta definición, entre ellos, los que se oponen a una identificación por la vía religiosa, los que se consideran fuera del islam, los que en “minoría” ven un término asociado a ciudadanos de segunda clase y desean tener los mismos derechos que los demás. En el Informe de la Comisión de la UE de 2005, para satisfacción de la mayoría de los alevíes, había desaparecido el término “minoría” y se aludía a los alevíes como “comunidad”.
Más allá de los detalles de los diversos Informes de la UE, para la comunidad aleví es importante que desde 1998 su situación figura como un punto más para medir el progreso de Turquía en su proceso de acceso a la UE. No obstante, los alevíes no han conseguido ninguna de sus actuales reivindicaciones. Por otra parte, de forma privada pero con difusión en los medios de comunicación, varias familias alevíes han llevado a los tribunales turcos y al Tribunal Europeo de Derecho Humanos reclamaciones contra el gobierno turco por la obligatoriedad de las clases de religión para sus hijos.
La Dirección General de Asuntos Religiosos (Diyanet İşleri Başkanlığı) suele responder que las controvertidas clases son de cultura religiosa en general y, en cuanto al reconocimiento de un estatus especial para el alevismo, la respuesta es negativa basándose en la heterogeneidad del alevismo, sin una autoridad común que pueda hablar en su nombre. Por otra parte, Ali Bardakoğlu, director de Asuntos Religiosos, declaró en una ocasión: “Discutir si los alevíes son musulmanes o no, es un insulto contra el islam. Todos los alevíes son musulmanes. Nadie puede ser engañado por Occidente y pregonar que el alevismo está fuera del islam...” (Zaman , 18 de noviembre de 2006).
En las elecciones de julio de 2007, entre los diputados elegidos en las listas del AKP figuraban alevíes, entre ellos Reha Çamuroğlu, que durante un tiempo fue consultor de Erdoğan. Çamuroğlu había diseñado el programa del AKP con relación a los alevíes y fue el artífice de un acercamiento del propio Erdoğan al alevismo; para visualizarlo, en enero de 2008 organizó la asistencia de Erdoğan a un acto supuestamente aleví que fue muy controvertido: algunas asociaciones alevíes asistieron pero la mayoría lo rechazó.
Las peticiones alevíes todavía no atendidas han originada la gran manifestación de este domingo 9 de noviembre en Ankara, en la que, según algunos medios de comunicación, han participado unas 50.000 personas. Las protestas se han dirigido contra el AKP por no hacer caso a sus reivindicaciones: nuevamente han pedido que se suprima el Diyanet, que se anule la obligatoriedad de los cursos de religión en las escuelas y que se reconozcan los cem evi como lugares de culto.
El historiador aleví Fuat Bozkurt dice que durante cuatrocientos años los alevíes intentaron probar al Estado otomano y a sus vecinos suníes que eran verdaderos musulmanes pero apenas lo consiguieron. Fueron considerados heréticos, perversos, e inmorales. En la actualidad y desde hace pocos años, importantes sectores del alevismo intentan demostrar que no son musulmanes mientras que desde los años 90, los teólogos suníes intentan demostrar que los alevíes son musulmanes...
La diversidad de visiones exteriores respecto a los alevíes se corresponde y refuerza con la diversidad de auto-imágenes que los alevíes ofrecen de sí mismos: desde el énfasis en lo religioso por parte de algunas fundaciones como la Cem Vakfi hasta las que optan por la laicidad y la acción social y política como las asociaciones Pir Sultan Abdal, pasando por las que parecen más interesadas en un mensaje cultural y folclórico, entre ellas las organizaciones Hacı Bektaş Veli.
Con todo, más allá de sus diferencias y divergencias, la poliédrica comunidad aleví, que desde principios del siglo XVI hasta el siglo XX vivió refugiada en el secreto y el disimulo, ha conseguido introducirse en la agenda europea y ahora reivindica abiertamente que le sea reconocida y respetada su identidad y su diferencia o sus múltiples diferencias. Probablemente, su posición futura en Turquía está unida a la evolución de la sociedad turca: ¿aceptará ésta el pluralismo real existente en el país, tanto étnico como cultural y religioso, o seguirá priorizando el binomio turco–musulmán suní como representante de lo “auténticamente turco”?
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