No sólo todo Chipre, sino Turquía y la Unión Europea estarán muy atentos a lo que pase este domingo en las elecciones presidenciales que celebra la República Turca del Norte de Chipre (KKTC, en turco); de la decisión que tomen las 164.000 personas con derecho a voto depende el futuro de las negociaciones para reunificar la isla, y salvo sorpresas los sondeos indican que ese acuerdo será prácticamente imposible.
De los resultados de los comicios de este domingo depende no sólo el proceso de paz que se inició en septiembre de 2008, sino el futuro de las negociaciones de Turquía para ingresar en la Unión Europea. Si se cumplen los pronósticos que auguran una victoria del líder nacionalista del UBP, Dervis Eroğlu, éste podría poner punto y final a un proceso que dos años y medio después muchos consideran una oportunidad perdida. Al contrario que su rival socialdemócrata y presidente saliente Mehmet Ali Talat, Eroğlu no quiere saber nada de la reunificación y apuesta por poner sobre la mesa de negociaciones la división definitiva de la isla en dos estados independientes, algo que no quiere ni oir el presidente grecochipriota Dimitris Christofias.
Los últimos sondeos concedían a Eroğlu una clara ventaja de 8 puntos sobre Talat, y el propio candidato del Partido de la Unidad Nacional (UBP) decía en una recientre entrevista con un diario turco que "va a ser muy difícil encontrar una solución". Eroğlu de hecho cree que la reunificación de la isla supondría para los turcochipriotas volver a vivir bajo el yugo griego, como antes de la división en 1974, y finalmente la desaparición del pueblo turcochipriota, que la ha habitado durante cinco siglos. El líder nacionalista tampoco confía en las promesas de los vecinos del sur, y su mensaje ha conseguido calar hondo entre una población hastiada de ver cómo a pesar de que apoyó en referéndum el plan de la ONU para reunificar la isla en 2004 -que rechazaron los grecochipriotas- y de continuos gestos en favor de la paz con el Sur de la isla, la UE no ha cumplido sus promesas y mantiene un durísimo bloqueo sobre la KKTC, bajo la instigación del gobierno de Nicosia.
"De formarse una nueva estructura, será una sociedad entre pueblos iguales y soberanos. No hay derecho a que nos quedemos sentados para siempre en la mesa de negociaciones mientras nuestra gente sigue bajo presión... Viviremos en paz en nuestro propio estado", declaró Eroğlu, que no quiere ver a los turcochipriotas formando una minoría dentro de un Chipre unificado.
En otras declaraciones hechas en los últimos días, el hasta ahora presidente turcochipriota Mehmet Ali Talat consideraba que con la victoria de Eroğlu "el proceso se dará por finalizado". A pesar de que había habido importantes avances -y Talat se ha ocupado de insistir mucho en ello para convencer a los turcochipriotas en esta campaña electoral-, lo cierto es que aún persisten serias diferencias en las negociaciones, y tampoco está claro si podrán superarse siquiera a largo plazo.
Además hay que tener en cuenta que el propio Christofias podría perder la presidencia en favor de otro candidato de línea más dura, reacio a cualquier diálogo con el norte de la isla, como era su antedecesor Tassos Papadopoulos. El propio Christofias anunció recientemente que ni se le pasaba por la cabeza presentarse si no conseguía llevar a buen puerto las negociaciones para la reunificación, una decisión en parte motivada por los graves problemas que afronta en su coalición de gobierno, después de que el pasado mes de febrero sus socios socialistas la abandonaran acusando a Christofias de hacer "demasiadas concesiones" a los turcochipriotas.
El último intento por aprovechar lo que para muchos ha sido una "oportunidad histórica" para volver a ver un Chipre unido vino de la presidencia española de la UE, que por medio de su ministro de exteriores Miguel Ángel Moratinos -gran conocedor por otro lado de Chipre- propuso unas negociaciones a seis bandas que, además de a las dos comunidades de la isla, incluyesen a Turquía, Grecia, la ONU y la UE.
La propuesta, que fue formulada el pasado mes de marzo en un último intento de aprovechar la presencia de Talat en las negociaciones, fue aceptada por los turcochipriotas y por Ankara, pero recibió el rechazo del gobierno grecochipriota, que desde el principio se ha negado a cualquier "injerencia" externa que le impida tener la sartén cogida por el mango en la mesa de negociaciones. Y es que el gobierno de Nicosia sabe que con la parte griega de Chipre en la UE y la República Turcochipriota sometida a un férreo bloqueo, puede presionar tanto a Ankara como a sus vecinos del norte para imponer sus condiciones, algo de lo que se han quejado numerosas veces los turcochipriotas, que siempre han defendio un calendario de negociaciones con fecha límite y la presencia de Naciones Unidas.
Ahora la jugada parece que puede volvérseles en contra a los grecochipriotas, que no han sabido darse cuenta de que el tiempo corría también en su contra y podrían ver su sueño de un Chipre reunificado truncado para siempre.
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