Con una participación del 77%, los turcos dieron el domingo un claro respaldo al "Sí" a las reformas constitucionales propuestas por el gobierno del AKP, que con un respaldo del 58% de los votos lograron un apoyo incluso mayor del que predecían las encuestas más optimistas.
El referéndum constitucional, que era considerado por muchos analistas como una prueba para el primer ministro Erdoğan tras la pérdida de votos que su partido AKP sufrió en las elecciones municipales de marzo de 2009, obtuvo un claro respaldo a favor del "Sí" a las reformas que afianza la posición de Erdoğan y su gobierno y le permite plantearse llevar a cabo nuevas reformas, que podrían incluir incluso una Constitución totalmente nueva a partir de las generales de 2011.
Según datos oficiales el "No" obtuvo el 42% de las papeletas (15.806.130 votos), y recibió un respaldo mayoritario en las provincias europeas de Turquía (salvo Estambul), el Egeo y el Mediterráneo, mientras que el "Sí" ganó con un 58% de las papeletas (21.825.422 votos) y fue mayoritario en el resto de Turquía, incluyendo la provincia de Estambul, la capital Ankara, Anatolia y el Sureste, donde el partido nacionalista kurdo BDP había promovido el boicot al referéndum.
La jornada transcurrió en general sin incidentes, salvo algunos casos aislados en los que alborotadores trataron de impedir que la población accediese a votar en los colegios electorales, especialmente en las provincias de mayoría kurda del sureste del país, gobernadas por el BDP. La campaña de boicot de esta formación política tuvo entre la población kurda un éxito limitado, ya que si bien es verdad que las cifras de participación en la zona descendieron relativamente en comparación con otras elecciones, los votos a favor en la región rondaron el 95%. No en vano el AKP es, junto con el BDP, el partido más votado entre los kurdos.
El paquete de reformas constitucionales presentado por el AKP se componía de 26 artículos, incluyendo entre otras muchas medidas el sometimiento de los militares a los tribunales civiles, la posibilidad de juzgar a los autores del golpe de estado de 1980, o la reestructuración del funcionamiento del Tribunal Constitucional y el Consejo Supremo de Jueces y Fiscales (HSYK). Sus detractores argumentaban que con las reformas propuestas el AKP pretendía controlar el poder judicial y acabar con su independencia; por contra el propio primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, recordaba el domingo que los cambios introducidos en la Constitución mejorarían los estándares democráticos en Turquía y acercarían al país a Europa.
"La democracia turca se encuentra hoy en un momento crucial. Estamos ante una importante prueba", declaró Erdoğan tras votar en el distrito de Üsküdar en Estambul, al tiempo que subrayó la importancia del referéndum del domingo para el futuro de la democracia y las libertades en Turquía. La anécdota -o escándalo, para algunos- de la jornada la protagonizó sin duda el líder de la oposición, Kemal Kılıçdaroğlu, que después de pasarse meses haciendo campaña por todo el país pidiendo a los turcos que acudieran a las urnas para votar por el "No", él mismo no pudo votar ya que por alguna razón olvidó actualizar su registro en el censo electoral.
La jornada del domingo sin duda tuvo una especial significancia en la historia de Turquía y será recordada por muchas razones. A la misma hora que la Junta Suprema Electoral (YSK) ofrecia los primeros resultados de la votación con casi el 70% de los votos escrutados daba inicio en Estambul el partido del Mundial de Baloncesto 2010 en el que la selección nacional de baloncesto de Turquía -anfitriona del mundial- jugaba por primera vez una final ante la todopoderosa Estados Unidos. Los turcos acabaron perdiendo el partido pero se dieron por satisfechos. Ayer domingo también se cumplían 30 años del golpe de estado de 1980, a raíz del cual surgiría precisamnte dos años más tarde la Constitución que se pretende reformar, con lo que la jornada de ayer cobraba una doble significancia para el país euroasiático.
Desde la capital, Ankara, el presidente turco Abdullah Gül emitió un mensaje en el que apeló a la armonía de toda la nación. "A partir de mañana (lunes), Turquía necesita unirse como una sola y mirar hacia adelante. Turquía debería centrar todas sus energías en los problemas que su gente afronta y en el futuro del país", dijo Gül tras el cierre de los colegios electorales. "En las democracias, el pueblo tiene la última palabra. Me gustaría recordar a todo el mundo que acoja el resultado con respeto y madurez", agregó el presidente turco.
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