Unos 1.500 fieles ortodoxos venidos de varios países asistieron ayer domingo a la ceremonia religiosa oficiada por el Patriarca Bartolomeo I en el Monasterio de Sümela, una ocasión histórica tras casi 90 años sin que una celebración de este tipo tuviese lugar en este monumento excavado en las montañas al sur de Trabzon.
Los peregrinos, venidos principalmente de Grecia, Rusia, Georgia e incluso Estados Unidos, se congregaron el domingo en este antiguo monasterio bizantino para asistir por primera vez en 88 años a una misa multitudinaria oficiada por el patriarca greco-ortodoxo Bartolomeo I. Debido al limitado aforo en el interior del monasterio, sólo unas quinientas personas pudieron entrar en el reciento mientras el resto tuvo que conformarse con ver la ceremonia desde las pantallas instaladas en el valle sobre el que se alza el espectacular monasterio.
El gobierno turco decidió el año pasado ante las peticiones de las minorías religiosas del país permitir una vez al año la celebración de ceremonias multitudinarias en algunos monumentos de especial valor religioso, como es el caso del Monasterio de Sümela, que desde que fuera abandonado a principios del siglo XX funcionaba como un museo. El alcalde de Trabzon también manifestó recientemente su firme apoyo a que los cristianos que lo desen acudan a rezar a Sümela como forma de demostrar al mundo que Turquía es tolerante con todas las religiones.
En Turquía las estrictas leyes laicas del país prohíben celebrar cualquier tipo de ceremonias religiosas -sean de la confesión que sean- en museos y recintos similares. En un gesto también hacia la comunidad armenia dentro y fuera de Turquía, el Ministerio de Cultura turco acordó también autorizar la celebración de una ceremonia religiosa en la recientemente restaurada iglesia armenia de Akdamar, situada en el Lago Van: dicha ceremonia tendrá lugar el próximo 19 de septiembre.
"Debemos este día de culto a nuestro gobierno, que ha tenido la amabilidad de concedernos el permiso", declaró Bartolomeo I -que normalmente residen en Estambul- a su llegada al aeropuerto de Trabzon. "Estamos muy agradecidos dado que este día es sagrado no sólo para los creyentes en el Mar Negro, sino para todo el mundo ortodoxo y cristiano, ya que es el Día de la Asunción de la Virgen María... Hemos sido bendecidos para celebrar este día aquí, en Sümela; primero es gracias a Dios, y luego es gracias al gobierno", agregó el patriarca greco-ortodoxo.
Ya en el Monasterio de Sümela, Bartolomeo I dió un mensaje a los presentes de paz y tolerancia hacia todas las religiones, incluído el Islam, mayoritaria en Turquía y que celebra ahora con el mes del Ramadán su más sagrada festividad: "Nos gustaría aprovechar también esta oportunidad para celebrar la llegada del mes sagrado del Ramadán... Os deseamos que vivais este significativo mes con paz, paciencia y oración", declaró ante los cientos de fieles que asistieron a la ceremonia religiosa en el monasterio.
"Este es un momento muy excitante para nosotros, los greco-ortodoxos, porque es la primera vez que conseguimos reunir aquí a tanta gente", relabata en declaraciones a la prensa turca Ketevan Nadareishvili, una joven de 24 años que había viajado desde la vecina Georgia para asistir a la ceremonia en Sümela. "Podemos rezar en la tierra de mis tatarabuelos", agregó.
El Monasterio de Sümela, construído a unos 1.200 metros de altura sobre el corte vertical de un precipicio que se alza sobre el Valle de Altındere, situado a unos 45 kilómetros al sur de Trabzon (en el Mar Negro turco), fue fundado en el año 386 d.C. durante el reinado del emperador romano Teodosio el Grande (375-395 d.C.). La leyenda dice que dos monjes cristianos decidieron construir allí un monasterio tras descubrir milagrosamente un icono de la Virgen María en la cueva en torno a la cual se construyó el complejo religioso.
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