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miércoles, 18 de agosto de 2010

Poco ha cambiado 11 años después del gran terremoto del Mármara


Ahora que se cumplen once años desde el gran desastre que azotó a Turquía el 17 de agosto de 1999, cuando un devastador terremoto de 7´6 grados asoló la región del Mármara y Estambul dejando un saldo de 18.000 muertos y casi 50.000 heridos, los expertos se quejan de que poco se ha hecho desde entonces para mejorar la seguridad de los edificios frente a un seismo.

Eran las 3:02 de la mañana hora local de un 17 de agosto de 1999. Con su epicentro en Gölcük (en la bahía de İzmit), a escasos 50 kilómetros de Estambul, un seismo de 7´6 grados en la escala Richter sacudió con una fuerza terrible la tierra durante 37 segundos interminables en una de las regiones más pobladas de Turquía. Cuando todo hubo pasado, numerosos barrios de las ciudades de Kocaeli, Gölcük, Düzce, Sakarya, Yalova y Estambul se encontraban en ruinas y 18.000 personas yacían muertas bajo sus escombros. En total el terremoto causó el colapso de 112.000 edificios, dejando además 48.901 heridos según cifras oficiales y un recuerdo difícil de borrar para los supervivientes y sobre todo para las familias de las víctimas.

A pesar de todo, son muchas las voces en Turquía que llevan años advirtiendo a la clase política que no ha aprendido las lecciones de 1999, y denunciando que los planes para reforzar las estructuras de muchos edificios en Turquía, especialmente en la metrópolis de Estambul (donde los expertos creen que podría producirse un "Big One" en años venideros), acumulan demasiados retrasos. Numerosas críticas se centran en el hecho de que las medidas que se están tomando ante un posible gran terremoto en la zona no se están centrando en minimizar las pérdidas de vidas humanas y los daños materiales, sino en una gestión más eficiente de la ayuda una vez ya producido el desastre.

Según la legislación, en Turquía todas las estructuras que resultaron dañadas tras el gran terremoto de 1999 deberían haber sido demolidas en el plazo de un año a partir del desastre. Sin embargo, hoy día aún la mayoría de ellas están pendientes de ser derruídas. Miles de personas con bajos recursos, gentes que no tenían otro lugar a donde ir tras la tragedia, continúan hoy día viviendo en estos edificios, a pesar de que podrían venirse abajo en cualquier momento.

El hecho es que el ayuntamiento de Estambul se ha gastado dinero elaborando decenas de informes sobre la cuestión conjuntamente con expertos tanto turcos como extranjeros; pero a día de hoy, poca cosa ha cambiado realmente en los planes que tiene la ciudad para preparar los edificios ante la posibilidad de un gran seismo que afectase a la mayor urbe de Turquía y la cuarta mayor de Europa, que es además el motor económico del país euroasiático. Tan sólo ha habido algunos proyectos de transformación urbanística que han afectado a partes limitadas de la ciudad, y que han incluído el reforzamiento de la estructura de hospitales y colegios. Pero todo el mundo sabe que si un terremoto como el de 1999 tuviese como epicentro Estambul, muchos de sus edificios se vendrían abajo: especialmente en los barrios más pobres de la ciudad, aquellos que han crecido en los últimos años de forma desordenada a las afueras, alimentados por los inmigrantes llegados del campo y de la Anatolia Oriental.

Según un informe elaborado en 2002 por el Ayuntamiento Metropolitano de Estambul en colaboración con la Agencia Japonesa Internacional de Cooperación (JICA), 42.500 edificios de los 146.987 que fueron analizados en la ciudad como parte del estudio, tenían riesgo de colapsarse en caso de un terremoto. El informe además sólo abarcaba los distritos de Bahçelievler, Güngören, Fatih, Zeytinburnu, Küçükçekmece y Bayrampaşa: no está claro qué pasaría en distritos como el de Avcılar -situado a las afueras de la parte europea de Estambul-, que fue el que sufrió más víctimas durante el gran terremoto de 1999, ni en otros distritos similares del extrarradio.

Tahir Tellioğlu, presidente de la Federación de Ingenieros Civiles de Turquía, en unas declaraciones realizadas a la prensa turca con motivo del 11º aniversario del terremoto del Mármara criticó duramente la actuación del gobierno al respecto afirmando que no se había hecho nada en estos años siquiera para mejorar los estándares de la industria de la construcción o para aumentar las inspecciones sobre los contratistas, que para Tellioğlu están en el origen de la mayor parte de las pérdidas de vidas y daños en las estructuras tras los terremotos. Según asegura Tellioğlu, en estos años no se han impuesto nuevas medidas por ejemplo en el proceso para convertirse en contratista de una obra, de forma que tal y como explicaba cualquiera que complete unos pocos trámites burocráticos y tenga algo de capital puede convertirse en contratista en un solo día; Tellioğlu añade además que la legislación relativa a la inspección de edificios continúa siendo inefectiva, ya que la mayoría de los empleados de las empresas que llevan a cabo esas inspecciones ni siquiera miran la estructura que aprueban sobre el papel. "Ni siquiera saben la dirección donde están", añade.

En un comunicado emitido el lunes, el director del prestigioso Instituto de Observación Sismológica Kandilli de la Universidad del Bósforo de Estambul, el profesor Mustafa Erdik, comentaba que según sus estimaciones casi el 40% de los edificios de Estambul resultarían dañados en el caso de que un terremoto de magnitud 7 afectase a la metrópolis, estimando que sólo el número de muertos rondaría los 30.000.

A pesar de estas y otras cifras, las administraciones continúan mostrándose reacias a tomar medidas firmes de una vez para atajar el problema, a menudo por el coste que supondría reforzar o incluso tirar muchos de los edificios que no cumplen con los estándares de edificación -y no digamos ya los relativos a la prevención frente a seismos. Tampoco los ciudadanos parecen estar muy concienciados sobre esta cuestión: según publicaba estos días un diario turco, sólo uno de cada cuatro hogares en Turquía tiene algún tipo de seguro contra los daños de un posible terremoto.

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