Un tribunal turco ha condenado a cadena perpetua a siete personas por su responsabilidad en los atentados suicidas contra objetivos británicos e israelíes que causaron la muerte de más de 60 personas en Estambul en noviembre de 2003.
El sirio Louai al Sakka, a quien se considera líder de Al Qaeda en Turquía, fue condenado por idear y financiar el atentado con camión bomba contra dos sinagogas, el consulado británico y la sede del banco de Hong-Kong HSBC. Una célula turca de Al Qaeda asumió en su momento la responsabilidad de los ataques. En su declaración final ante los jueces, Al Sakka ha asegurado, desafiante, que "la victoria está cerca" y ha pedido a los combatientes islámicos que mantengan la lucha. "Hey mis hermanos héroes. No os preocupéis por mi", ha proclamado.
Seyit Ertul, que había admitido haber combatido en Afganistán y Chechenia, pero ha negado ser miembro de Al Qaeda, ha leído una declaración de 32 páginas y ha denunciado que "nadie ha traído el mínimo documento que pruebe que somos miembros de Al Qaeda".
Un tercer acusado, Harun Ilhan, que se había declarado responsable de los atentados, ha aprovechado su comparecencia para cargar contra el sistema secular turco y ha expresado su esperaza de que se establezca un Estado islámico. "Sabemos que un día este régimen caerá y un régimen islámico será establecido", ha dicho.
En sus acusaciones, los fiscales turcos han asegurado que el propio líder de Al Qaeda, el saudí Osama bin Laden, ordenó personalmente a Al Sakka que organizara el complot, y que Al Qaeda estaba insatisfecha porque se abandonó la idea inicial de un ataque a una base estadounidense.
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