Mehmet Ali Ağca, conocido por ser el hombre que disparó contra el Papa Juan Pablo II, salió este lunes de prisión tras pasar 29 años en la cárcel entre una enorme expectación por parte de la prensa, ante la que aseguró ser "Jesucristo reencarnado" y proclamó el próximo fin del mundo.
Ağca, que vestía un traje azul y estaba acompañado por su abogado y su hermano Adnan Ağca, apareció ante los medios a las 9:15 de la mañana hora turca (8:15 hora peninsular española) y pareció contento de ser el centro de atención de la prensa, ante la que levantó su puño a modo de saludo. Decenas de reporteros, fotógrafos y cámaras de televisión le esperaban en el exterior de la Prisión de Sincan desde primera hora de la mañana. Fue su hermano, quien portaba una copia de la famosa portada de la revista "Time" en la que aparece el difunto Juan Pablo II entrevistándose con él en la cárcel, el que entregó una carta a los medios en la que Ağca se autoproclamaba el "mensajero divino de Dios".
"No hay ninguna trinidad", repetía tres veces en su escrito. "Dios es único. Yo no soy Dios. Yo no soy el hijo de Dios. Soy el Cristo eterno, la misma palabra divina encarnada y reencarnada. Soy el supremo sirviente de Dios en todo el universo. Yo proclamo el fin del mundo. Será destruído en este siglo... Todo ser humano morirá", fueron algunas de las palabras del hombre que pasó 19 años en una prisión italiana por el atentado frustrado contra el Papa Juan Pablo II en 1981, y seguidamente cumplió otros 10 en una cárcel turca por el asesinato del periodista turco de izquierdas Abdi İpekçi en 1979.
Tras su salida de prisión, Ağca se trasladó a un hospital militar donde un exámen médico que duró varias horas confirmó que no podrá realizar el servicio militar. Fuera, los ciudadanos de Ankara se mostraban enojados a causa de los tremendos atascos que su presencia causaba en la ciudad. "¿Por qué tiene tanta atención? ¿Acaso es una estrella o un héroe?", se quejaba un conductor.
Mucho se ha especulado acerca de si la insistencia de Ağca -que tiene 52 años- de proclamarse el "nuevo mesías" es producto de la locura o de un afán de notoriedad. Su abogado asegura que tantos años en prisión le han causado un transtorno psicológico, y de hecho según su informe médico sufre un desorden anti-social de la personalidad. Pero ya se especula con que el hombre que intentó acabar con la vida de Juan Pablo II ha pedido 5 millones de dólares a todo aquel que quiera entrevistarle y conocer su historia (él jamás dejó claro quién estaba detrás del atentado), y su familia planea ganar al menos 50 millones de dólares sólo en derechos de televisión, series, entrevistas, documentales y libros.
No en vano tras finalizar su examen médico, Ağca se dirigió al Hotel Sheraton de Ankara (de cinco estrellas), donde pasará un tiempo hasta decidir cuál será su próximo paso. Aunque antes de salir de prisión ya proclamó su intención de visitar la tumba de Juan Pablo II y entrevistarse con el nuevo pontífice Benedicto XVI, el gobierno italiano se ha apresurado a anunciar que no concederá ningún visado a Ağca para entrar en el país, y ha pedido al resto de países incluídos en la zona de libre tránsito Shengen que hagan lo mismo. Pero cabe esperar que Ağca no se de por vencido, y que ésta no sea la última vez que oigamos hablar de él.
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