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domingo, 14 de febrero de 2010

El simit, el alimento nacional de Turquía


Presente en cualquier mesa de desayuno que se precie, siempre acompañando de manera casi inseparable a un vaso de té turco a media mañana o por la tarde, el simit constituye una deliciosa y a la vez sencilla comida que es todo un símbolo nacional de Turquía. El simit está presente por igual en casa del rico y del pobre, ya sea comprado a uno de los numerosos vendedores que lo ofrecen desde primera hora de la mañana por la calle o en la más moderna de las panaderías. Quizás sea eso lo que lo hace tan especial, y lo que provoca que ni siquiera en tiempos de crisis la gente se prive de comprarlo.

El simit es sin duda uno de los alimentos más ampliamente consumido en toda Turquía. Incluso los extranjeros que visitan Turquía por turismo asocian enseguida el simit a la vida cotidiana de los turcos; no en vano el simit sirve tanto de desayuno como de aperitivo o merienda, ya sea solo, acompañado de queso y aceitunas, o más habitualmente de un buen vaso de té. Su precio nada prohibitivo -alrededor de 50 kuruş, equivalente a 25 céntimos de euro- lo convierte en todo un producto anti-crisis, y de hecho parece que las ventas no sólo se han mantenido sino que se han incrementado en estos tiempos duros.

Es primera hora de la mañana de un lunes en Estambul, la ciudad más grande de Turquía y la cuarta mayor de Europa. Un paseo por sus calles nos permite comprobar rápidamente la importancia que tiene el simit para el común de los turcos. La gente camina apresuradamente a coger el metro o el autobús para acudir a su trabajo, y los estudiantes se dirigen a toda prisa a sus colegios e institutos para no llegar tarde. Sólo hay algo que hace a toda esta gente detenerse un instante, y es ese típico carrito de color rojo y lleno de simits recién hechos, donde compran uno para poder ir comiéndoselo por el camino o tal vez tomárselo más tarde como tentempié. El olor a pan crujiente tostado recién hecho y ligeramente salado mezclado con semillas de sésamo despierta el apetito de cualquiera, y es difícil no sucumbir a la tentación de llevarse un simit a la boca.

"Mi simit es una parada de desayuno en la mañana, un restaurante barato para aquellos a los que les entra hambre durante la hora de comer", comenta un vendedor ambulante de simit que arrastra uno de esos carritos, al tiempo que asegura que la crisis no ha afectado a las ventas y todos siguen comprándolo. El hombre afirma que en una ciudad como Estambul un simitçi (un vendedor de simit) puede vender unas 500 unidades al día... Es una cifra que inmediatamente nos remite a otra pregunta: si un sólo vendedor vende toda esa cantidad, ¿cuántos simit se venden en todo el país?. Según cifras manejadas por empresas que se dedican a producirlo se estima que alrededor de dos millones y medio de simits son vendidos cada día en Turquía; de ellos, un millón se venden en Estambul: el 60% en el lado europeo de la ciudad y el otro 40% en el lado asiático. Pero hay que tener en cuenta que el 60-70% de los simit son vendidos -e incluso producidos- por pequeños vendedores ambulantes como los que hemos mencionado... Así que la cifra real de simits que se consume en toda Turquía cada día, debe ser sin duda mucho mayor.

No hay dos simit iguales

Pero aunque el simit sea merecidamente el alimento nacional de Turquía, su precio, su composición e incluso su nombre varían de una región a otra. Por ejemplo, no es lo mismo comprárselo a un vendedor ambulante -donde podemos encontrarlo por 50 kuruş, incluso menos- que comprarlo en cadenas de restaurantes especializados en la venta de este alimento, como "Simit Sarayı" ("El Palacio del Simit") o "Simit Dünyası" ("El Mundo del Simit"), donde podremos encontrar simits de las más varias formas y combinaciones pero algo más caros -unos 75 kuruş. El precio del simit también varía de una ciudad a otra, y de hecho Ankara -la capital de Turquía- es donde uno puede encontrar los simits más caros de todo el país, incluso comprándolo en la calle. Además en algunas partes de Turquía, sobre todo en İzmir, al simit se le conoce también por el nombre de “gevrek”.

Hay quien sin embargo prefiere el simit de Ankara más que ningún otro. Es el caso de la conocida escritora turca Elif Şafak, que no duda en asegurar que el simit que se vende en la capital es diferente. "Aquellos que conocen el simit de Ankara saben de lo que hablo. Es mejor y más crujiente", comenta Şafak, quien afirma además haber descubierto en Estambul otra faceta de este popular alimento: ¡la gente lo usa para dar de comer a las gaviotas!.

No obstante el que estas líneas escribe garantiza a los lectores que esta costumbre no existe sólo en la gran metrópolis turca; yo mismo he disfrutado más de una vez con otros pasajeros dando de comer a las gaviotas a bordo de uno de los numerosos ferries que cruza el Mar de Mármara. Al fin y al cabo el simit ya forma parte desde hace mucho tiempo no sólo de la cultura de los turcos, sino también de su vida cotidiana. Y a menudo, cuando uno piensa en Turquía y siente nostalgia de ella, uno de los primeros pensamientos que vienen a la mente es la sensación de saborear un delicioso simit... sentado a la orilla del mar.

1 comentario:

Reyhan dijo...

¡¡¡Totalmente de acuerdo con Şafak!!! De todas maneras yo no lo recuerdo caro, en el centro de Ankara se pueden comprar 3 simit por 1 TL.

La próxima entrada relacionada con desayunos tiene que ser sobre la poğaça ;). (no es que me guste mucho, soy así de rara xD, pero es otro clásico).

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