El grupo terrorista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) continúa sus ataques e incursiones en el sureste de Turquía a pesar de la supuesta tregua que él mismo había declarado desde el pasado mes de agosto; pero su campaña de asesinatos incluye ahora también a religiosos que defienden el fin de la violencia en la zona.
Las fuerzas de seguridad turcas informaron el martes que nueve miembros del PKK habían muerto en el sureste de Turquía tras un enfrentamiento armado que se produjo cuando soldados del ejército turco perseguían a un grupo de terroristas kurdos que el día anterior habían atacado un puesto de la gendarmería en la provincia fronteriza de Hakkari. Tras darles alcance se produjo un intercambio de disparos en el que nueve miembros del PKK murieron y un sargento del ejército turco resultó herido, según informó la agencia de noticias Anatolia.
Por otro lado, otro grupo de miembros del PKK mató el lunes por la noche a un sargento del ejército turco cuando éste trató de impedir que los terroristas sabotearan una planta hidroeléctrica privada en la provincia oriental de Tunceli, según informó la prensa turca. Los terroristas atacaron la planta hidroeléctrica en torno a las nueve de la noche e intentó prender fuego a las oficinas del complejo; un grupo de soldados que custodiaban el lugar interceptó a los guerrilleros y les ordenó rendirse, tras lo que se produjo un inmediato intercambio de disparos en el que resultó gravemente herido el sargento Bilal Gülcan, de 23 años, que sería trasladado en helicóptero posteriormente al Hospital Militar de Elazığ donde acabaría falleciendo poco después.
El pasado mes de agosto el PKK, incluído en la lista de organizaciones terroristas por la mayor parte de la comunidad internacional, había declarado un supuesto alto el fuego hasta el 20 de septiembre coincidiendo con las celebraciones del mes del Ramadán, considerado sagrado para los musulmanes. El gobierno turco ya anunció sin embargo en aquel entonces que ésta no era la primera vez que el PKK declaraba un alto al fuego unilateral que luego él mismo rompía sin justificación.
Amenazas y atentados contra imanes
Pero la campaña de ataques y asesinatos del PKK en el sureste de Turquía no se limita sólo a las fuerzas de seguridad turcas, aunque ésto sea algo que rara vez trasciende fuera de Turquía y apenas tenga reflejo en la prensa internacional. Al igual que sucede en otros lugares del mundo donde operan este tipo de grupos de inspiración étnica-nacionalista, el PKK no admite la disidencia entre la población kurda (que en su mayoría se opone a la violencia terrorista) y mucho menos entre sus propias filas, como ya ha demostrado en numerosas ocasiones, y son muchas las personas y familias en el sureste de Turquía (región de mayoría kurda) que se ven sometidas a amenazas por no apoyar la línea ideológica y de actuación tanto del PKK como de sus grupos afines.
Sin ir más lejos, el lunes era asesinado en el sureste de Turquía otro imán por defender el fin de la violencia en la región. İmam Emin Ezher, natural de la provincia suroriental de Şırnak, fue muerto a disparos por un miembro del PKK cuando se dirigía a su casa a última hora del lunes. Se trata del segundo sacerdote musulmán que cae víctima del PKK, que teme la influencia que el mensaje de los imanes pueda ejercer entre la población kurda, generalmente muy sujeta a sus tradiciones y creencias religiosas más ancestrales.
El pasado mes de agosto el grupo terrorista kurdo mataba a otro imán, Aziz Tan, también en la provincia suroriental de Hakkari. El PKK no reivindicó el atentado -rara vez suele hacerlo- para evitar generar reacciones en contra entre la población, pero varios testigos identificaron a los asesinos como miembros del PKK. La policía de Hakkari dió además a conocer a la prensa que el imán Tan había estado recibiendo varias amenazas de muerte del PKK durante bastante tiempo antes de su asesinato; según publicó un diario local, la policía habría identificado a un terrorista que respondía al nombre en clave de Dilşat y que en unas declaraciones habría afirmado que el PKK había ordenado la muerte del imán por estar realizando una campaña en contra de la violencia del grupo terrorista kurdo.
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